lunes, 27 de febrero de 2012

Vida natural en el extremo norte de Loreto

Güeppí: el paraíso que todos quisiéramos proteger

SECOYAS. Esta familia pesca, hace su pan de yuca llamado casabe y vive tranquila en la riqueza del bosque.
GÜEPPÍ. Espejos de aguas verdes nos llevan a Puerto Estrella en la lancha de los guardaparques de Sernanp. Estamos, por fin, en la Zona Reservada Güeppí, después del viaje más largo de nuestras vidas. Hemos tenido que viajar a Quito por avión y luego subirnos a un ómnibus interprovincial hasta la selva ecuatoriana de El Coca para empezar a bajar por el río Napo, durante más de 12 horas, hasta territorio peruano. Este paraíso que comparten el Perú, Ecuador y Colombia, entre los ríos Napo y Putumayo, es una zona donde viven más delfines rosados que gente. A nuestro paso, las familias de tortugas que toman sol en los troncos de los árboles se lanzan al agua. Las mariposas se paran en nuestras narices a secarse las alas. Los guacamayos azules vuelan en pareja gritando, las garzas cruzan de un lado al otro del río y las huellas de ronsocos sobre las playas del río nos revelan que hemos llegado a una selva muy poco tocada por el hombre y sus torpezas.
Tan grande es el Perú, que si intentáramos llegar desde Iquitos tendríamos que viajar en un bote con hamacas, durante siete días, sin salir de una misma región. Güeppí es el extremo más norte de Loreto, es una de las dos orejitas del mapa peruano, es nuestro maravilloso pedazo de un corredor trinacional de conservación por el cual el Perú, Ecuador y Colombia han firmado un compromiso de protección del bosque. Pero, a diferencia de Ecuador y Colombia, el Perú no
ha categorizado su reserva y eso nos mantiene en una situación transitoria muy vulnerable, pues los nativos secoyas, huitotos y kichwas que la habitan no pueden establecer planes de manejo.

VALIOSO ESFUERZO
Guido Sandoval Estrella, presidente de la Organización Indígena Secoya del Perú, me cuenta que desde 1990 empezaron a organizarse. En 1997 trabajaron con Inrena (hoy Sernanp) en la creación de la Zona Reservada Güeppí y desde entonces esperan lograr la categoría definitiva (ver mapa) que les permita proteger su bosque. Para eso han viajado a Lima en octubre del 2011 y han solicitado al Ministerio del Ambiente que inicie ese urgente trámite. “Urgente, decimos, porque mientras tanto, en el 2006 el Estado entregó la concesión del lote 117 a Perú-Petro y Petrobras, sin consultarnos, y eso podría traerse abajo todo nuestro esfuerzo de conservación y la vida que queremos tener en nuestro territorio”, dice Guido, todavía confiado en que la solución estará a la altura
de su paraíso.


COMPROMISO. Wilder Coquincha, guardaparque secoya, se despide de su familia para salir a cuidar la reserva.

CLAN FAMILIAR
En Puerto Estrella vive solo un clan familiar, 25 personas, entre abuelos, padres, hijos y nietos. La familia Coquincha, nadie más en varios kilómetros a la redonda. Ellos vivían en Belén, una zona bastante más poblada y, animados por un proyecto de la ONG Ibbys, decidieron venir a poblar esta zona para convertirse en reyes y guardianes de un bosque tan rico que les ofrece todo lo que necesitan para sobrevivir. Viajaron en el 2003 durante 18 días en canoas, llegaron, el lugar les gustó y se quedaron, sin escuela, sin posta, sin tiendas, solo ellos y el bosque, un inmenso bosque lleno de vida y de riquezas.

Isabel Coquincha, con una corona en la cabeza, me cuenta que viven tranquilos cazando paiche, que nadie pelea, que la abuela atiende los partos y que cuando se acabe el verano vendrá un profesor a dar clases a todos los niños a la vez. “Por acá hay más pescado, acá podemos vivir más bonito”, me dice. Su hermano Wilder es guardaparque y es capaz de diferenciar al delfín del paiche por el tipo de onda que dejan en el agua cuando se acaban de zambullir.

Wilder madruga para salir a monitorear el bosque mientras su mujer va a la chacra y sus cuñados pescan, vuelve al mediodía para comer pescado con un pan de yuca que ellos llaman casabe y duerme bajo millones de estrellas. Está convencido de que la conservación de Güeppí es la mejor opción de desarrollo para su familia. N i se imagina la posibilidad de cortar árboles y vender madera, ni la de trabajar en un pozo petrolero. No, para Wilder la vida empieza y termina en esta fabulosa tierra, su tierra, nuestra tierra.


ARMONÍA. Niños secoyas pasan las tardes jugando en aguas limpias llenas de delfines rosados, lobos de río, manatíes y tortugas taricayas.

La Zona Reservada Güeppí es un área natural protegida, reconocida como tal mediante D.S. 003-97-AG en 1997. En marzo del 2006, los pueblos indígenas secoyas, huitotos y kichwas, junto con Inrena (ahora Sernanp), hicieron una propuesta de categorización para crear en esta zona un parque nacional y dos reservas comunales (Airo Pai y Huimeki). Pero han pasado 15 años desde su creación como zona reservada y hasta la fecha no se ha logrado su categorización definitiva.

Esto mantiene a Güeppí en una situación transitoria muy vulnerable, pues no permite a sus habitantes establecer planes de manejo respaldados por ley. Una amenaza para la zona reservada es que en mayo del 2006, sin consulta previa, Perú-Petro S.A. y la empresa Petrobras Energía Perú S.A. firmaron el contrato de licencia para la exploración y explotación de hidrocarburos del lote 117. Este lote se superpone a la reserva.


Inventario de la organización mundial The Field Museum
LA GENTE Y EL BOSQUE
La Zona Reservada Güeppí cuenta con 625.971 hectáreas de bosques. En ella viven tres pueblos indígenas: secoyas, huitotos y kichwas. Hay una población total
de 3.500 personas repartidas en 30 comunidades.
LOS MAMÍFEROS
Entre los ríos Napo y Putumayo viven más de 50 especies de mamíferos como delfines rosados, lobos de río, manatíes, sachavacas, otorongos y ronsocos.
LAS AVES
En Güeppí habitan 550 especies deaves, como el guacamayo azul y el águila arpía, que solo se encuentra en ecosistemas saludables.
PECES, ANFIBIOS Y REPTILES
Los peces inventariados son aproximadamente 300. Entre ellos figuran el paiche, el pez más grande de la Amazonía, y la arahuana, un pez ornamental de alto valor comercial. También se registraron 90 especies de anfibios y 60 de reptiles, como taricayas y charapas.
LAS AMENAZAS
Si bien la tala y pesca ilegal se han controlado en los sectores más críticos gracias al trabajo del Sernanp, Field Museum ve como una amenaza a la concesión del lote petrolero 117.
LAS RECOMENDACIONES
Aprobación inmediata, por parte del Estado Peruano, de la categorización del parque nacional y las dos reservas comunales propuestas por los dirigentes
nativos y el Sernanp para la zona reservada.

Fuente: MARÍA LUISA DEL RÍO - Diario el Comercio (26/02/12)